Todas las economías han crecido sin respetar la naturaleza en un sistema lineal que Produce-Consume y Elimina; así, en un constante “eliminar”, llenamos el mundo de vertederos. Hoy en el mundo se producen más de 2.100 millones de toneladas de desechos cada año, lo que podría llenar más de 800 mil piscinas olímpicas, es decir, más de 2 mil piscinas diarias.
Adicionalmente, se hizo un uso indiscriminado de recursos naturales utilizando combustibles fósiles que aumentan la polución haciendo crecer los gases de efecto invernadero, provocando el cambio climático. En otras palabras, un desastre sistémico. Donella “Danna” H. Meadows (1941–2001), científica ambiental, maestra y escritora estadounidense, autora de The Limits to Growth y Thinking in Systems, planteaba ya en 1972 que “en un planeta limitado, las dinámicas de crecimiento exponencial (población y producto per cápita) no son sostenibles”, dando cuenta de un planeta que pone límites al crecimiento. Así, el ecosistema no daría abasto y no dio. Hoy estamos en un ritmo en el que necesitaremos 2,7 planetas tierra para sobrevivir. Para repensar el modelo basta con imitar a la naturaleza: allí nada se pierde y todo se transforma en su beneficio. De la misma manera, la economía circular es un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción de los elementos: restringir la producción al mínimo indispensable y apostar por la reutilización de aquellos elementos que por sus propiedades no pueden volver al medio ambiente. De acuerdo a Circularity Gap Report, el mundo es hoy un 8,6% circular, o sea que apenas hemos retornado a la economía un 8,6% de los recursos usados. Del resto, aproximadamente un 10% ha llegado al mar o a los ríos, un 56% se desecha y otro 25% queda convertido en stock (infraestructura, etc.).
Si bien en Chile no existen datos concretos de nuestro índice como país, el Ministerio del Medio Ambiente inició en mayo de 2020 el trabajo para elaborar la Hoja de Ruta que guía la instalación de la economía circular en el país y que define cinco grandes objetivos: El primero, conectar a los actores clave para el desarrollo de la economía circular en el país; el segundo, imaginar cómo se verá el “Chile Circular” del futuro al año 2040; el tercero, consensuar los grandes cambios que deben tener lugar para lograr esta visión; el cuarto, diseñar la estrategia y el plan de acción para ello; y finalmente, relevar el tema de la economía circular en Chile. Con esta Hoja de Ruta, lanzada en enero de 2021, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje y el pacto del plástico chileno “Circula el Plástico” (el primero de las Américas y tercero en el mundo en la red global de Pactos del Plástico de la Fundación Ellen MacArthur), Chile se posiciona como uno de los países latinoamericanos con mayores avances en la implementación de un sistema productivo circular.
Sin embargo, como se desprende del informe de diagnóstico realizado por Eurochile para la elaboración de la hoja de ruta nacional, existen “aspectos críticos como es la falta de concientización de la existencia del amplio alcance de esta, que va más allá de la gestión de residuos y el reciclaje”. Por otro lado, como oportunidad se vislumbra como clave para contrarrestar este escenario “el interés que hoy en día existe, tanto en el sector público como el privado, por la economía circular, así como el gran poder de convocatoria que tiene”.Sin duda alguna tenemos un arduo trabajo por delante y es una gran apuesta por el futuro que para todos debiera tener un significado más allá del económico, pues basta pensar que de esto depende nuestra supervivencia.